Un lago en el cielo, por Francisco Rodríguez Sotomayor

 Un día como hoy, 11 de agosto, pero de 1959, nacía Gustavo Cerati, el maestro indiscutible del rock en español, compositor, vocalista, guitarrista y líder de la agrupación Soda Stereo. A propósito de su natalicio comparto este texto que escribí acerca de su canción Lago en el cielo:


UN LAGO EN EL CIELO

 

 Hay una vibra mística (y mítica) que envuelve la canción Lago en el cielo de Gustavo Cerati; mucho de esto proviene de que fue la última que tocó en vivo el músico argentino, pero considero que por sí sola, y sin necesidad de atarla a lo que padeció Cerati al final de su vida, es una obra magnífica. Es el séptimo track de su cuarto álbum* de estudio titulado Ahí Vamos (2006). Este disco significa en la carrera de Cerati una vuelta al origen, pues luego de los últimos trabajos con Soda Stereo (Dynamo y Sueño Stereo), no había elaborado un sonido verdaderamente rockero. Su primer disco como solista luego de la separación de Soda, Bocanada (1999), tenía mucho de experimentación, orquesta, y psicodelia; en Siempre es Hoy (2002), mi menos preferido, se enfocó demasiado en la electrónica. Así que Ahí Vamos es un retorno, y diría yo que las trece canciones que lo componen son geniales. Pero, como Cerati, declaro que me decanto por Lago en el cielo.


Gus comentaba sobre la canción lo siguiente: “Bueno, Lago en el Cielo para mí es la perla del disco. Lamentablemente tomo partido por este tema. (…) Es una canción que salió así, de una. Es como la canción de amor del disco. Aunque tiene algo muy potente sonoramente. Y es esa cosa que siente uno ante una relación, que uno le pone mucho gas, la empuja mucho, quiere que sea de determinada manera; y la canción me sirvió un poco para reforzar unas ideas de decir: “Bueno, vamos despacio. Yo sé que todo esto está increíble, que vamos para el mismo imaginario, que vamos para el mismo lugar, pero vamos despacio”. O sea, Ahí Vamos, en este caso, pero sin apresurarnos, sin crearnos falsas expectativas.”


 Musicalmente, Lago en el cielo es un constante ascenso. El sonido que nos abre el camino es andante, pero ascendente, con una naturaleza celestial que anda en rededor. La primera estrofa directamente nos pinta líricamente cuál va a ser la narrativa del tema:


“Un lago en el cielo

Quiero ser suave

Para evitar tu dureza

Apago tu fuego

Enciende mi agua

Puede que no haya certezas”


 Como la gran mayoría de las letras de Cerati, es evidente, y a la vez misteriosa. La imagen de un lago en el cielo es lo que forja alguna especie de significado; es una figura provocativa y poderosa. La imagen que tenemos de un lago, usualmente está abajo, en la tierra, y el cielo, es infinitamente alto. Entonces, está el material inicial que nos anuncia la ruta: dos figuras, una terrestre y otra celestial e inmensa, pero que algún milagro ha hecho que ambas estén en un mismo sitio. Lo que sigue es: “Quiero ser suave/ Para evitar tu dureza/Apago tu fuego/Enciende mi agua/Puede que no haya certezas”. Es una especie de acercamiento entre dos partes, descrito con sensaciones contrarias; suavidad y dureza, fuego y agua, para luego finalizar con el sentimiento mutuo y universal de la incertidumbre. Entonces, pese a que el uno y otro son mostrados como opuestos, existe una unión, aunque parezca contradictoria. Y así llegamos al estribillo:


“Vamos despacio

Para encontrarnos

El tiempo es arena en mis manos

Sé por tus marcas

Cuánto has amado

Más de lo que prometiste”

 

 El coro es mucho menos oscuro. Vamos poco a poco para andar juntos, esencialmente. Dilucida lo que enuncia la primera estrofa: Seré suave para evitar tu dureza, uniremos nuestro fuego y nuestra agua. La próxima estrofa, sin embargo, es más ansiosa:


“Hoy te apuré

Estaba tan sensible

Son espejismos que aumentan la sed

Si adelanté no me hagas caso

A veces no puedo con la soledad”


 Es necesidad más que deseo. Es decir, no te poseo, sé que harás lo tuyo, pero en ocasiones soy demasiado vulnerable. El estribillo se repite casi exactamente igual, con la excepción de tres versos. Este cambio, mínimo pero importante, es un elemento que genera balance entre los dos personajes: “Sé por tus marcas/Cuanto has dejado/Para olvidar lo que hiciste/ Y sentir algo que nunca sentiste”. Las heridas pasadas, que solo pueden ser sanadas por aquello que “nunca sentiste”. Y es donde entra el puente, que es el punto previo a la cumbre de la canción, tanto líricamente como sonoramente:


“Sos el paisaje más soñado

Y sacudiste las más sólidas tristezas

Y respondiste cada vez que te he llamado”


 Aquí sí debemos leer un poco más profundamente. El paisaje se refiere al mencionado lago en el cielo, esa figura maravillosa que fusiona los elementos terrestres con lo celestial, lo terrenal con lo paradisíaco, lo temporal con lo eterno. La imagen del lago en el cielo pasa a tener un significado más complejo, es un panorama que simboliza las cosas que solo son posibles por la fuerza del Amor. La fuerza que “sacude las más sólidas tristezas” y que “responde cada vez que se llama”. Para rematar la canción, se repite nuevamente el estribillo, agregándole un par de líneas que cierran perfectamente el tema:


“Vamos despacio

Para encontrarnos

El tiempo es arena en mis manos

Un lago en el cielo

Es mi regalo

Para olvidar lo que hiciste

Y sentir algo que nunca sentiste

Y hacerte sentir

Algo que nunca sentiste”


 El ascenso, sin embargo, continúa. Generalmente las versiones en vivo de Lago en el cielo se podían extender hasta cuatro minutos más que su versión de estudio. Es así como esos polos que parecían incompatibles al inicio, se van aproximando progresivamente, cada uno a su paso, con la ayuda de una fuerza que es tan grande como lo sería un lago en el cielo.


(*) Sin contar Colores Santos, que fue una colaboración entre Cerati y Daniel Melero


Francisco Rodríguez Sotomayor




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